sábado, marzo 22, 2008

sábado. 11:52 pm.

La afición es el gusto, la pasión o inclinación hacía algún objeto o cosa; la obsesión se dice: “es la idea fija que de apodera del espíritu independientemente de la voluntad, y a la cual se vuelve sin cesar”. La primera implica ir hacía ese algo a lo que uno se inclina viviendo en el trayecto una experiencia placentera, porque esencialmente se responde a un gusto y una pasión; la segunda, es un retorno hacia ese “algo”, pero de forma irracional y no placentera, sea perdido contacto con las emociones, es una sujeción, casi una cadena. Afición y obsesión son dos lados de una misma moneda: a veces la vida permite entregarse plenamente a la pasión y otras, reduce la mente y la fuerza a un ciclo de involuntarias acciones personales. La vida cotidiana transita al centro del puente que hermana estas dos posibilidades. Como conteniéndonos, hemos aprendido a cuidarnos de no caer en alguno de estos extremos. Detenemos en el aire la moneda que alguien ha hechado sobre nuestras cabezas.

1 comentario:

Pável dijo...

Antes de que la moneda caiga, mejor hacemos trampa y decidimos hacia dónde vamos.

Antes que tirarnos al gris, mejor dejamos los justos medios y de cuando en cuando nos tiramos de cabeza en los extremos. Nada como darnos besitos en las heridas que segundos antes fueron vértigo.

Vivamos la pasión obsesivamente, y luego tumbémonos a tomar aire bajo un árbol grandote, en un parque cualquiera.