sábado, marzo 28, 2009

Si el amor es una sarta de mentiras, o una dosis muy grande de ingenuidad, de ilusiòn y de fantasia, su contraparte, el desamor, es la mas cruel y fria dosis de realidad. Una vez iniciada la huida y en medio del silencio, sòlo las ùltimas palabras pronunciadas por quien abandona, se vuelven el ùnico lenguaje posible con el cual se comunica quien repleto de memorias, se ha quedado a mirar las ruinas de un mundo que fue, y que ahora se transforma en otra cosa, un mundo inmundo, injusto y desalmado...
( **** ) pequeño hombre, para quien no se ha concedido màs la fantasia, la mentira ni la farsa. Su destino serà la màs cruel dosis de sucesos de los cuales no decide absolutamente nada màs que su recuerdo. Ya no puede huir y ya ni siquiera, ignorar. Bienvenido a la realidad del desamor, el màs cruel de los castigos ¿Encontraras la salvaciòn?

jueves, marzo 19, 2009

Esta mañana enciendo la radio: una voz lejana, como alarmada, hace un recuento de lo ocurrido el ùltimo dia, la ùltima noche, las ùltimas horas alla afuera. Dentro, todo parece aletargado; un paisaje como de pampa con lineas infitas en el horizonte, nubes parsimoniosas y ligeras, esbeltas, una sensaciòn como de tarde en casa de ronroneos y tazitas de tè frente a la ventana. En tal escena, me vienen las ganas de tomar de nueva cuenta el cuaderno y sentarme a dibujar edificios; Me gusta eso: ahi con todo detalle una ventana, un farol, un arbol diminuto y bien sugerido, y entre ellos, unos minùsculos seres habitando esa ciudad imaginaria. Me asomo por la ventana y entre todos esos muros que veo frente a mi me pregunto, como por azar ¿Donde estaràs? ¿en quièn estaras pensando ahora?Cierro los ojos y los puños con fuerza, me concentro en tu nombre e imagino que puedo invocarte de esa forma, repetirlo quiza tres, cuatro, cinco veces, para que en el lugar oculto donde te encuentras (quizà en el camiòn, en el metro, en un luminoso salòn de clases) sientas una punzada en el corazòn, algo parecido a un pellizco en el pecho, que te hara inevitablemente recordar mis manos y quizà con una gran contundencia, mis labios. Y reducido el mundo a estatuas, exclamaras mi nombre que como eco, en medio de una gruta, se repetira magnificado y ¿puro? a lo largo de la ciudad abandonada, sin pobladores tal cual es la ciudad de los enamorados... Eso pienso esta mañana.
Mientras tanto, afuera, la ciudad continua sucediendo.