viernes, septiembre 22, 2006


El agua sabe, por eso, Platico con ella.

Hay dias que me da por caminar y recorrer avenidas, subir puentes, ver desde lo alto las luces de los coches y de algunos edificios, dar varias vueltas a una misma manzana, me gusta atravezar calles cuando por fin llega la luz verde para el peaton, eso si, nunca lo hago antes de que lo indique el semaforo ¿para que apresurarse? En tardes como esta, el tiempo no importa...

puedo caminar ensimismado en mis pensamientos pero estoy seguro que no chocare con algun poste ni caere en una coladera abierta, mis sentidos alternos estan siempre alertas. Compro un chocolate, lo bebo poco a poco, y al final esa sensación de subita alegría que el chocolate provoca en mi, ese bienestar que me invita a seguir caminando, y extrañamente, ni el tráfico, ni las calles mal iluminadas provocan en mi desagrado, ni mis piernas muestran señas de agotamiento, todo lo contrario;
Ha sido una tarde mistica. Como peregrino, recurro a ciertos lugares, algunos sitios de piedra o acero, que tienen el poder del espejo; Algunos sitios de esta ciudad-monstruo son mi meca personal, mi muro de los lamentos, el arbol partido donde llevo mis secretos.

Si me sumerjo, hablo hasta que el aire reservado en mis pulmones me lo permita. Aunque sea poco tiempo, es suficiente. Platico con ella. El agua me comprende.