martes, octubre 14, 2008

METATEXTOS


Siempre que abro la ventana del blogger y cuando estoy a punto de dejar que fluya la pluma (en este caso mis dedos sobre el teclado) me detengo y medito un poco

¿En serio quiero decir eso? ¿En serio hay alguien del otro
lado leyendo?¿En serio quiero contar cada minucia de lo que me pasa? es màs
¿Acaso tengo todas las herramientas, el valor, el cinismo y la pasiòn para
reflejarme y dejar constancia antes los otros de lo que me pasa, es decir, de
todo lo que SOY o su fragmento, el dìa, las horas que comparto?


Lo pienso rapidamente y la respuesta es no, un no tajante y contundente. Llegando a este momento, tecleo el punto y aparte con una fuerza inusitada y proporcional para, despuès de un rato, volver a la pantalla en blanco y describir este hallazgo:


A veces, hablar de lo que està oculto puede ser màs inteligente que hacer un repaso de lo que nos està
permitido y a la vista; Hablar de aquello que incluso dudamos su existencia y suponer, ir tràs la huella, a la bùsqueda de la respiraciòn que sentimos detràs de la puerta.

Hasta hace un momento mi confianza estaba puesta sobre una
idea que era una certeza que parecia contenida en una
Caja brillante, reluciente y sin fisuras y que lo contenìa todo; era un cùmulo de experiencias que parecìan repletas sobre
sì, redondas hasta completarse, desnudas, dispuestas a dejarse retratar sin precio porque me pertenececian. Sòlo hacìa falta una caricia, los dedos
diestros que descifraran el laberinto de sus nudos, giraran la tuerca,
abrieran la puerta y dejaran escapar dòcil, al que camina junto a mi pegado a
mi espalda. Pero esa que era la idea anterior, la de hace un momento, desaparecio porque...

Llegando a este punto trato de salir de la sala, de escapar

No tengo màs ganas de escribir. No sè si quiero que los
otros sepan lo que me pasa, no sè incluso si puedo hacerlo, porque casi nunca han estado estos escritos
apegados totalmente a mi persona por màs que lo intento, y es en esa verdad a medias en la que mi
intenciòn inicial queda anulada, siendo, para decirlo con todas sus letras, una impotencia personal que ahora queda evidenciada, hecha pùblica ¿Para què seguir con una idea que
en los hechos no se cumple, que es sòlo ficciòn siendo yo todo menos novelista? Las palabras, en su juego y musicalidad, pocas veces
son mi reflejo fiel y màs parece que yo soy reflejo de ellas y sus reglas perpetuas: soy su medio, camino veredas ya trazadas; un dia son
tiernas, al otro duras y agresivas, insaciables de una
forma poco decorosa, pero siempre tiranas, la màs grande dictadura, omnipresentes ¿quièn escapa de ellas? ¿Alguien vive feliz bajo su reinado?"


Me levanto desesperado pero mis piernas enraizadas hacen imposible incorporarme. Jalados por miles de minùsculas sanguijuelas, mis pies, y rodeados por delgadas lìneas negras que se aferran a ellos, no puedo saltar y en mi intento caigo, humillado, para hundirme en la materia pètrea y viscosa en la que casi siempre deviene todo el verborreo:

Una màs y todo estarà perdido: no juegues màs que puedes
perderlo todo. Eres humo: rodeas su piel pero no penetras, sòlo miras a lo lejos. No
sudas como lo hacen los otros cuerpos que se frotan en los
campos, en las fiestas, en el baile y en el juego. No comulgas; caminas perdido por las calles como esperando algo que paso hace dos meses, anticuado, para enloquecer despuès en un frenesì de futuro: Lo mejor està por venir; Te embriagas un dia de carnaval y estallas, para despuès pasar todo un año bajo el sol en los campos de espiga, abstemio y oculto, feroz y triste; No esperas, no conoces la meditaciòn y la prudencia en su momento justo, a su hora: eres un hombre que se tira al mar en plena tormenta.