domingo, marzo 30, 2008


Noche veintinueve: un bosque de espejos.


Y en forma tal conviví
Con blanco y negro extremosos
Que aún mismo tiempo aprendí
Infierno y cielo tortuosos.
P.A.



Comparto con los faros de la noche
La larga vigilia en espera del Alba,
El minúsculo destello que viene de dentro y que arde,
Iluminando calles idénticas y desiertas:

Heme aquí de nuevo, estático y alerta
Bajo el frío velo que pasa,

Tejiendo puentes de luz
Con la llama opuesta que me refleja.

(Hilos candentes que sitian las ciudades, enunciados de miradas,
Frases inconclusas,
Voz errante que comulga
En el otro lado de la acera.
He aquí el asombro del poema que nace en silencio)

En esta noche obscura, en el silencio de un bosque de espejos
Un árbol arde,

(Promesa, profecía, encantamiento)

Fuego que nace al recobrar su conciencia,
Luz que se basta y consume así misma devorando al prójimo,
Mástil enraizado desafiando la tormenta,

Juramento que cruza la noche y que llega,
Por el laberinto que forman miradas y reflejos

Al borde del mundo para seguir tejiendo.

Entonces la mañana.

sábado, marzo 22, 2008

sábado. 11:52 pm.

La afición es el gusto, la pasión o inclinación hacía algún objeto o cosa; la obsesión se dice: “es la idea fija que de apodera del espíritu independientemente de la voluntad, y a la cual se vuelve sin cesar”. La primera implica ir hacía ese algo a lo que uno se inclina viviendo en el trayecto una experiencia placentera, porque esencialmente se responde a un gusto y una pasión; la segunda, es un retorno hacia ese “algo”, pero de forma irracional y no placentera, sea perdido contacto con las emociones, es una sujeción, casi una cadena. Afición y obsesión son dos lados de una misma moneda: a veces la vida permite entregarse plenamente a la pasión y otras, reduce la mente y la fuerza a un ciclo de involuntarias acciones personales. La vida cotidiana transita al centro del puente que hermana estas dos posibilidades. Como conteniéndonos, hemos aprendido a cuidarnos de no caer en alguno de estos extremos. Detenemos en el aire la moneda que alguien ha hechado sobre nuestras cabezas.

miércoles, marzo 12, 2008


Queridos lectores:


Antes que otra cosa, permitánme contarles que en unos días más, me entragarán unos resultados y sabré exactamente cuantas semanas deberé seguir postrado y recluido en esta mi casa que es su casa ¡ya es ganancia!
También, quiero contar que he descubierto o mejor dicho inventado, una nueva salsa para el spaguetti, y yo, cuyo estomago esta sensibilísimo y delicadísimo, pude comprobar que no tiene efectos digestivos adversos, por lo que en un post futuro podré explicarles más sobre la quimica de su elaboración. Ya ven: la reclusión tiene resultados positivos, sino creen, lean las biografías de algunas monjas cuya vida como es sabido fue de recogimiento, las cuales por cierto, he comenzado a leer motivado por la clase que al respecto tomo como oyente en la fac de filos. También en otro post que haré en el futuro cercano, podré abundar más al respecto, por ahora no se inquieten, al menos no mas que yo que esta por demás decirlo, motivos para inquietarme me sobran, ja-ja.

Y ahora va la descripción de mi situación, a petición de mi amigo invisible, el ¡médico- invisible! ...

Esta mañana desperté como lo he hecho en los últimos dias, con un gran cansancio, seguro consecuencia de la mala noche que tuve anteayer ¿por qué fue mala noche? esto fue lo que paso: al momento de acostarme sentí un gran dolor en el pecho, justo en el centro. No era el corazón por que dicen que éste lo tenemos en el lado izquierdo, y yo el dolor lo sentía en el centro, ni en el lado izquierdo y mucho menos en el derecho, era en el centro. Me incorporé varias veces y así el dolor disminuyo un poco. No miento si digo que invoqué a todos los santos laicos que me vinieron a la mente. Creo que en una de esas veces fue cuando quede completamente dormido, y fue hasta esta mañana de la que hablaba, que desperté con ese gran cansancio, esas náuseas terribles que vienen acompañadas de un sabor de boca amargo, que apagué con un endulzado jugo de papaya.

Desayune las obligadas frutas y por la tarde, decidí innovar mezclando las verdudas que tenía a la mano: champiñones, jitomates, cebolla, ajo, epazote, y una pasta que vino a despertar mi lengua que creía perdida hace tiempo.

Después me vine acá a terminar algunas cositas del trabajo, responder mails y redactar algunos documentos. Canalicé desde donde estoy a una chica para que sea atendida con la ILE, con una llamada, una consulta por msn y listo, y fue mi primera ¡viva la tecnología!

Ahora he terminado, y creo que es necesario ir a dormir. Mañana espero tener menos náuseas. Este es por ahora, mi único deseo... ¿concedido?

martes, marzo 11, 2008

Es de noche. Acerco a mi escritorio la lámpara y hundo su hocico para que bese el cuerpo blanco e inerte de la hoja que yace bajo mis ojos. En unas horas deberá estar reanimada, flotando casi y con el cuerpo tatuado... mientras tanto, juego con mis dedos bajo la bombilla que pende de un cielo imaginado, con movimientos bruscos como de universo a punto del big-bang: veo la sombra de dos personas que caminan sobre la hoja y se aproximan, son gigantes deformes y gigantas de multiples senos, avanzan y casi al llegar, desaparecen angustiosas bajo la fuerza invisible del cenit...
Detengo el juego, la noche avanza. Debo comenzar ¿Cuándo podré estar como esta vez, completamente solo? ¿Completamente hundido en un delirio enfermizo y enfermo? ¿completamente a la deriva, apunto casi de? Bañado de un grito que es el mío y que vuelve a mi sin haber salido, en las fronteras inabarcables de mi propio pecho.
Esta noche es impostergable, esta obscuridad no será la obscuridad que pueda, ni deba repetirse. Muchas veces se renace. Sólo una vez se muere.