jueves, mayo 01, 2008

Esta serie de viñetas, fragmentos, casi ensayos a propósito de Octavio Paz, tienen la intención de dialogar sobre ciertos temas o ideas que la lectura de sus escritos me han provocado. Quienes lo hayan leído comprenderán facilmente aquellos temas a los que me refiero; quienes no, de cualquier forma podrán entender, espero, algunas de las conclusiones que tratan de registrar estos posteos. No hay citas textuales, ni se remite a un libro en especifico, es una conjunción producto de mi memoria y de mi reformulación.
Este es el fragmento número uno, lo cual quiere decir que vendrán más que aparecerán con temas en apariencia dispersos, pero que al final tendrán cuerpo y formarán parte de un conjunto. Me resulta inevitable: cada tema seguramente irá apareciendo relacionado con algún suceso del día, sin ninguna otra pretención, de manera casi azarosa.
...
¿Por qué Octavio Paz?

1. La voluntad de escribir.

Un poema inicialmente es emoción, sentimientos, ritmo, explicación y misterio, pero es también y sobre todo pensamiento, o al menos lo es ahora.
En la tierra y en la historia, hay un río de fuego que recorre los cuerpos poseídos, que los obliga a germinar y procrearse casi involuntariamente, a soltar extasiados sobre cuerpos inmaculados su simiente y sus palabras, y de esa forma redimir, morir y renacer continuamente, explicar y nombrarse ante el mundo, en un caudal de significados que no conoce fin y que provoca aquí y allá, a su paso, incendios.
Dentro de ese torbellino y frenesí inicial existe una voluntad, un mástil, un árbol, un faro que ha permanecido inmóvil en la tormenta y que ha recorrido los siglos y que sólo ahora podemos ver con claridad y asumirlo. La voluntad de escribir es la que sobrevive como producto de la primer forma de poesía que conocieron los primeros hombres, o los hombres siendo niños, primer forma que estaba directamente relacionada con el instinto y la inocencia, y que privilegiaba el misterio antes que la explicación, el instinto antes que la voluntad.
Los poetas modernos aunque mantienen intacto su instinto, han perdido toda inocencia: son seres terrenales, tienen conciencia de la historia. Reivindican la voluntad de escribir porque su poesía es emoción, es ritmo y belleza singular, entre tantas bellezas que conoce el ser moderno, es voluntad porque un poema moderno es ante todo y sobre todo pensamiento: testimonio, traducción, suceso, trabajo forzado, la Emoción tratando de explicar un Pensamiento.
Ante su incertidumbre, es meditación sobre la Belleza.

2 comentarios:

Pável dijo...

Uy, uy, uy y re-contra uy.

Primero que nada: a gustísimo con que usted reformule y rememore, que nos ofrezca a un Paz desde la memoria, inexacto, desde lo que le provoca. Un Paz a medio digerir, entre el estómago y la boca, que es donde se encuentra la poesía.

Así como es cierto que los poetas modernos ya no son inocentes, es cierto también que los llamados humanistas (¿en serio, en serio serán humanistas?) y científicos sociales hoy por hoy son adictos a la citología, esa ciencia secular de colocar comillas y extraer frasecitas para la posteridad.

Triste cosa. La voluntad de escribir debiera ser más bien como instinto. Quien lo necesite que lo haga, quien no, que guarde el lápiz, la laptop o lo que sea.

Usted continúe con la voluntad de regalar reformulaciones, no ceda ante la secta de los citólogos.

Ay, ay, ay. Uy, uy, uy.

Novo dijo...

Creo que es complicado escribir sobre un autor con tantos puntos flacos y gordos... Paz, sin duda, fue un hombre de cualidades impresionantes, a mi gusto más en la prosa, en sus ensayos, que a la vez que complicados, resultan fascinantes una vez que llegas a entender de qué habla.

Ya sé, suena extraño, pero es la neta, a veces no nos gustan las cosas porque no podemos entenderlas y preferimos tacharlas de malas antes que enriquecernos con ellas.

Pero qué bueno que tú estés en ese punto de interés, en ese que te deja apreciar más las cosas existentes y crear nuevas sobre ello.

Me gusta tu blog, seguiré pasándome por aquí habitualmente.